jueves, 4 de febrero de 2016

José María Carreño: deuda histórica en Cúa

Por: Larry Márquez Peralta - (Ensayista y Poeta)


Antecentes familiares: José María Carreño Blanco nació en la población tuyera de Cúa, Sus padres fueron Doña Margarita Blanco y Don Julián Carreño, hacendado de tierras cacaoteras en los Valles del Tuy. En la actualidad existen dos fechas que insertan distinto el día y mes de su natalicio, algunos cronistas tuyeros han expuesto durante mucho tiempo el día 14 de junio de 1792, basados en que no existen documentos probatorios que certifiquen lo contrario, sin embargo, otras biografías oficiales reconocen el día 19 de marzo de 1792, aunque ambas fechas coinciden efectivamente con el año 1792 como natalicio de José María Carreño Blanco.

Documentos de la iglesia y testimonios de personas cercanas a Don Andrés Bello, vecino de Rodríguez en Caracas, refirieron acerca de Simón Rodríguez, como un niño expósito hijo de Doña Rosalía criado en casa del sacerdote Alejandro Carreño músico maestro de capilla de la Catedral de Caracas, de quien se presume padre de Simón Carreño Rodríguez y José Cayetano Carreño, éste último reconocido como un notable y destacado músico. Don Julián Carreño, padre de José María Carreño era hermano del presbítero Juan de la Cruz Carreño, también músico y compositor, quien trajo un instrumento musical parecido al piano para la iglesia de Cúa. José Cayetano Carreño era cuatro años menor que Simón Carreño Rodríguez y solamente se le conoció éste hermano. A través de Cayetano Carreño se relaciona una afinidad familiar de José María Carreño con Simón Carreño Rodríguez (quien se hizo llamar Simón Rodríguez y posteriormente Samuel Robinson), asimismo, de la siguiente generación de los Carreño nació su sobrino Manuel Antonio Carreño, autor del Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, conocido popularmente como “El Manual de Carreño” y luego, la hija de Manuel Antonio Carreño, la pianista María Teresa Carreño, destacadísima músico, cantante y compositora venezolana.

Carreño el militar: Inició su carrera militar en Caracas en el año 1810. Durante 1815 hasta 1830 el general Carreño participó en la guerra de independencia durante grandes batallas junto a generales como Simón Bolívar a quien acompañó para el momento de ser nombrado Libertador. Carreño también estuvo al lado de grandes héroes de la Independencia y fue ascendiendo militarmente hasta alcanzar el grado de General. El General Carreño fue conocido como “el mocho Carreño” (fue un soldado de la Independencia con un brazo mutilado en la guerra), aunque tuvo una heroica actuación en la Guerra de Independencia, nunca le dieron el verdadero aspecto de Independentista.

En Santa Marta, Colombia, Carreño fue quien prestó la camisa a Simón Bolívar después de su muerte, ya que el Libertador no tenía camisa para ser sepultado. 12 años después en 1842, fueron publicado dos decretos: Traslado de los restos y preparativos de ceremonia de recibimiento “Sobre Honores a la Memoria del Libertador Simón Bolívar” (30 de abril de 1842 y 12 de mayo de 1842). El General Carreño fue uno de los miembros de la comisión venezolana encargada de buscar los restos del Libertador Simón Bolívar en Santa Marta, Colombia. Esta comisión estuvo integrada por el Dr. José María Vargas como presidente de la comisión, el General José María Carreño y Mariano Uztáriz. Honrando la memoria del Libertador en su testamento como deseo de que sus restos reposaran en Caracas, el General Carreño con su brazo mutilado vistió las bandas y charreteras del Libertador durante el recorrido que escoltaba los restos de Bolívar desde Santa Marta a Caracas.

Carreño el político: En 1822 fue el primer Intendente de la República de Colombia. En 1835 el general Carreño formó parte del gabinete del Dr. José María Vargas hasta varios días después por el Derrocamiento de Vargas. Acompañó a Bolívar en sus últimos momentos y regresó a Venezuela donde ocupó importantes cargos públicos. Fue Vicepresidente del Gobierno del Dr. José María Vargas en la naciente República, luego estuvo en un breve período como séptimo Presidente de la República de Venezuela entre el 26 de enero de 1837 y el 11 de marzo de 1837, políticamente fue un Conservador y sus pensamientos políticos se enfrentaron al Liberal Antonio Leocadio Guzmán, padre de quien en lo sucesivo, también sería Presidente de la República en varios periodos, como fue el caso de Antonio Guzmán Blanco, ésta situación le costó a José María Carreño alguna discriminación política y persecución. El General de División José María Carreño murió en Caracas el 14 de mayo de 1849.

La deuda de Cúa con su heroico hijo: Calles, avenidas e instituciones públicas rinden tributo al General José María Carreño en la población de Cúa, sin embargo, existen deudas de su pueblo natal con éste hijo ilustre. En la actualidad, lo que fue el sitio de la casa natal de Carreño en Cúa, detrás de la Iglesia y plaza del General Ezequiel Zamora, lamentablemente se levanta una panadería, la cual en una columna tiene una placa que destaca lo siguiente: “En este sitio estuvo la Casa Natal del General José Maria Carreño, Ilustre Prócer de la Independencia 1792- 1992 (Año Bicentenario de su Natalicio). La misma fue colocada por el Cabildo Municipal en el año 1992.

En la calle Buenos Aires de la población cueña se levanta una estatua del General José María Carreño con el siguiente texto: “Catorce heridas valientemente sufridas en gloriosos combates son la mayor presea que héroes de su talla moral han ofrendado, cual altísimo tributo a la venezolanidad y de perenne orgullo para su pueblo natal. “El Ayuntamiento de Cúa rinde agradecido homenaje a su encomiable paladín” (24 de octubre de 1989).

Es extraño en Cúa, pueblo natal de figuras como Ezequiel Zamora y José María Carreño, que éstos hijos ilustres no hayan sido tomados en cuenta como tal, siendo llamado irónicamente el Municipio como Rafael Urdaneta, nombre del gran prócer zuliano, el cual, de elevados méritos ha sido reconocido en muchos espacios de Venezuela; como dato curioso, el General José María Carreño fue Intendente y Diputado del Zulia. Por deuda moral e histórica, algunos aspectos deberían ser tomados en consideración y rescatados en Cúa; el espacio físico de su casa natal, la consideración de modificar el nombre de municipio Urdaneta por Carreño.

Fotos: (Larry Márquez Peralta)

Biografía de Simón Rodríguez: http://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Rodr%C3%ADguez

La Venciclopedia: http://venciclopedia.com/index.php?title=Sim%C3%B3n_Rodr%C3%ADguez

Memorias de Venezuela, Enero-Febrero 2010, Min-Cultura, Centro Nacional de la Historia, 167 años del traslado de los restos de Bolívar a Venezuela, páginas: 44, 45 y 46

http://www.tucuy.com/person.php?c=PERS0026

www.cenhisto.gob.ve

La salsa de mi barrio


Por: Larry Márquez Peralta - @larrypoetaloco

Mi barrio, así se llama La Coromoto y se encuentra ubicado al final de la avenida San Martín en Caracas, es un barrio con un poco más de 60 años de fundado, en él, han nacido y habitado muchas figuras reconocidas a nivel nacional en el deporte, artes, política y lucha social. Desde su nacimiento, la cultura fue clave en su desarrollo, pero como todos los barrios de Caracas, el ritmo predominante para escuchar o bailar siempre fue y ha sido la eterna salsa

Eran los años ´70 y ´80, cuando se hacían los llamados templetes de carnavales, aniversarios del barrio o eventos especiales donde fuimos testigos de la presencia de variadas orquestas salseras caraqueñas que daban ritmo y saoco pal´bailador en nuestra propia comunidad como la Orquesta “Pelinkere” por mencionar alguna que sigue vigente. Quienes nos criamos y vivimos por años en el barrio, no podíamos escapar de aprender un paso de baile, de acercarnos a ejecutar algún instrumento asociado a la salsa o de escuchar en las esquinas del barrio los coros que cada quien interpretaba a su manera de temas íconos de la conocida Fania, en especial aquella armada como “all star” por los años ´70.

No había que ser un experto en música para conocer e identificar los ritmos bailables que venían de Puerto Rico, Nueva York y poco a poco en el tiempo de diferentes países del Caribe y Venezuela no escapaba de ello. Se conocían antecedentes de orquestas bailables como la salsa de Federico y su Combo, Los Dementes y otras que marcaron una pauta y que después también vendrían sucesos como la Dimensión Latina con su sonido particular y voces exitosas de Wladimir Lozano y Oscar d´León haciendo llave, el Sexteto Juventud de Carlos Quintana “Tabaco”, que marcaba algunas influencias de ritmos “bogaloo“ o del sonido metálico, el Grupo Mango con Moisés Daubaterre “Ajoporro” en un toque especial al piano y la esencia de su vibráfono, la calidad del Trabuco Venezolano, la aparición de muchas orquestas como La Crítica con su tema “se necesita un rumbero” en la voz de Oscar d´León quien se enfilaba aquellos días a ser solista e ícono salsero de Venezuela conocido como “el sonero del mundo”.

Los muchachos del barrio fuimos creciendo con toda aquella influencia, de Llorarás, La Cárcel, La Música, Imágenes Latinas, Mi Negrita me espera, Rumbón Melón, Sonido Bestial, Mi gente, Pedro Navaja y una larguísima lista de canciones en el repertorio sempiterno y permanente en nuestros recuerdos. Al llegar al adolescencia e inspirados en programas de Enrique Bolívar Naves, Rafael Rivas “El Tigre” o en Radio Aeropuerto como la “Hora en Concierto” con Héctor Castillo (años después en VTV), comenzamos a organizarnos para reunir los 50 bolívares que costaba por aquellos días asistir a un concierto en el Poliedro con Los Hermanos Lebrón, Angel Canales, Son 14, Ismael Rivera, Andy Montañez, Orquesta La Inmensidad, El Gran Combo de Puerto Rico o en algunos casos, quienes reunían un poquito más de dinero para ver a la Fania con Celia Cruz, Ismael Miranda, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Rubén Blades, Willie Colón y de Venezuela casi siempre Oscar d´León.

La salsa nos atrapaba de tal manera, que luego el baile pasó a ser la competencia y modo de vida de algunos, sobrevivencia y hasta la mejor vía para levantarse y enamorar a las muchachas más lindas del barrio. Quien tenía la posibilidad de adquirir su LP (long play o disco de larga duración) de algún tema que sonara y estuviera en el tapete de moda pues también tomaba ventaja y podía colocarlo a todo volumen en el “picó” de su casa y en aquello llamado “tres en uno” en el que algunos nos defendíamos y nos colábamos grabando el cassette variado para lucirnos con el grabador al estilo “Casanova” y, de eso modo, también impactar estratégicamente a las muchachas con nuestra salsitas de moda. 

Luego con las llamadas minitecas fueron apareciendo de acuerdo a las vestimentas o estilos de baile los llamados “maicetones”, “changueis” y los típicos arroceros que aparecían a las fiestas sin ser invitados. Todavía era la época de la llamada salsa brava, de descargas a lo “Cuero na´más” de José Mangual Jr., “Timbalero” de la Sonera Ponceña y sería el momento casi cercano de aparición del merengue como boom y luego la llamada salsa erótica, en ambos casos enganchados por las letras de corte romántico.

Los salseros duros del barrio se sintieron como “huérfanos por un tiempo”, en muchos casos negados a escuchar la nueva salsa que hacía aparición con Noche Caliente, Chaney, Eddie Santiago y todos aquellos cantantes que de algún modo marcaron huella. Era el merengue quien más sonaba en los años finales de los `80 y comienzo de los ´90 con Wilfrido Vargas y Fernandito Villalona a la cabeza, luego se incorporaron ritmos combinados y mayor sonido tecnológico en la música, algunos merengueros como Alex Bueno aportaron lo suyo para la salsa con temas tipo “Jardín Prohibido”. La moda iba cambiando y el estilo de fiestas en el barrio también, aunque los salseros duros nos negábamos a dejar nuestra música. 

Se hizo un intento en Caracas con el Festival de la Salsa de los Barrios y surgieron grupos como La Recopilación con “Mi Barrio” o La Quinta Galaxia con “Definir”, del exterior el propio Rubén Blades cambiaba su sonido con “Seis del Solar”, Oscar d`León se reinventaba también en algunos cambios de sonido. En esos días vino la influencia del “breakdance”, que marcó más en el vestir que en su música tecnológica y sin variantes que aportar. Tiempo después, lo que llamamos el baile pa´los sordos surgió con el General y su tema del “Meneíto” y otros ritmos de fusión. La competencia e influencia musical comenzó a disgregar la cultura y encuentros en fiestas, eso dio pie a la formación de grupos y tendencias no solo en estilos de escuchar y disfrutar la música sino también en algunos casos modos de vida en el aspecto físico y con la triste incorporación a ciertos vicios.

La salsa erótica dejó de llamarse como tal, y posteriormente la denominaron romántica, aparecen entonces figuras como Jerry Rivera o Gilberto Santa Rosa que se convertía en salsa para niveles no solo del barrio sino que ingresaba a extractos sociales de mayor clase (por cierto, en la mayoría de los casos éramos los mismos pendejos que veníamos del barrio solo que con un nivel de crecimiento laboral y profesional). La salsa brava continuó con sus intentos de retornar, El Gran Combo de Puerto Rico, Dimensión Latina y otros grupos permanecieron en sus estilos o ritmos y muchos desaparecieron de la escena. El merengue al darse cuenta del resurgimiento de la salsa también se reinventó a otro “status” con Juan Luis Guerra y 4:40 a la cabeza. En Venezuela sonaban Naty y su orquesta, Hildemaro, Erick Franchesky, Mauricio Silva y otros tantos recientes como “Los Adolescentes” e incluso el ritmo infantil de “Salserín”, todos dieron un sonido distinto para aportar también en el tiempo a un legado.

Es sabido que el nombre de salsa nació en Venezuela, dicen que por el locutor Phidias Danilo Escalona, por ello, en retribución al ritmo que le dio vida a los barrios de nuestro país en los años ´70, `80 y ´90, en el presente, el cantautor y músico Mauricio Silva ha creado “El Legado de la Salsa Venezolana” con una recopilación de todo lo anteriormente comentado como recuerdo para los melómanos salseros no solo del barrio sino de aquellos que viajan por el mundo. En homenaje a la salsa venezolana, a través de esta propuesta podremos presenciar de nuevo a la Dimensión Latina, El Grupo Mango, Sexteto Juventud, Madera y un sinfín de artistas venezolanos dedicados a lo que llamamos salsa, esa misma que sonaba en mi barrio, donde yo nací…